En todo el mundo nacen alrededor de 30 millones de niñas y niños prematuros al año, de los cuales 1.2 millones pertenecen a América (Organización Panamericana de la salud, 2022). Se consideran prematuros a los nacimientos que tienen lugar antes de la semana 37 de gestación, siendo prematuros extremos los nacimientos previos a la semana 28 de gestación (Organización Mundial de la salud, 2018).
Un importante número de niñas y niños nacidos antes de la fecha esperada pueden presentar complicaciones clínicas que requieren de atención oportuna desde las primeras horas de vida con el fin de prevenir secuelas que puedan afectar su desarrollo. Una de las secuelas más comunes de las complicaciones por prematurez es la discapacidad, que puede tener diferentes grados de complejidad según las condiciones que la causan.
Las niñas y los niños que desarrollan una discapacidad a raíz de las complicaciones por parto prematuro requieren de un acompañamiento terapéutico que incluya un programa de rehabilitación física que se adapte a las condiciones del recién nacido. Su recuperación y adaptación depende en gran medida de la pronta respuesta del equipo de salud y de su familia.
Para prevenir un parto prematuro se recomienda mantener un control prenatal puntual, cuidar la alimentación y salud general, física y psicológica de la futura madre. El equipo médico puede detectar riesgos de parto prematuro que pueden ser mitigados si se detectan oportunamente.
El 17 de noviembre se conmemora el día mundial del prematuro para promover el bienestar y garantizar una vida sana a las niñas y niños nacidos en pretérmino.
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