Desde el corazón de papá
Los hijos se gestan y crecen en el corazón de los papás.
“Soy papá y tengo un hijo con discapacidad. Por el momento no lo he escuchado decirme papá; no hace falta, ya que me lo dice cada día con su sonrisa, sus abrazos y su mirada al dejarlo en la escuela. Sobre todo, tengo la certeza en mi corazón que me ama, y eso me da la oportunidad de ser el mejor papá para él”.
“No me considero el mejor papá, he dejado que mi hija haga por si sola la tarea, que asuma la consecuencia de sus actos, he puesto límites claros para la conducta, he callado cuando de mi boca ha querido salir un insulto o adjetivo, marco tiempos para las responsabilidades, motivo y procuro estar presente en los momentos importantes. Hay una lucha constante en mí ya que los parámetros del buen padre hoy en día son diferentes a los míos, soy papá con todas sus letras y elijo mi responsabilidad”.
“En momentos de enojo con mi padre siendo pequeño decía que yo iba a ser diferente con mis hijos, que los dejaría hacer todo lo que a mí me prohibían y me restringían. He fallado, no he podido cumplir en dejarlos que se desvelen viendo televisión, jugar toda la tarde, no hacer tarea escolar, no ayudar en las tareas de casa, desistir por los sueños, conocer a sus amigos, entre otras cosas. En fin, ser papá me cambió hasta mi manera de pensar”.
“El corazón, la mente y todo mi ser se transforman al tener en mis brazos un pedacito de mí, soy papá y no lo cambio por nada”.
Frase para practicar: “Mi vida es grandiosa, agradezco quien soy”.