¿CÓMO DETECTAR LOS TRASTORNOS DEL ESPECTRO AUTISTA?

Cada niño es diferente al resto, son únicos e irrepetibles por diversos factores como la carga genética, la crianza, la estimulación recibida y el contexto en que se desenvuelven. Todos se desarrollan a su propio ritmo de acuerdo con los factores recién mencionados. Sin embargo, existen indicadores clave que como padres o maestros pueden ayudar a la detección e intervención temprana para la comunidad del espectro autista (TEA).
Es importante entender que solo un especialista es quien puede precisar un diagnóstico de TEA, pero cualquier persona adulta puede detectar ciertos desfases que pueden ser indicadores que permitan canalizar a un niño cuando se tiene la sospecha de un posible Trastorno del Neurodesarrollo. Por lo regular es a partir de los 12 meses de edad cuando podemos comenzar a identificar aquellos factores comunes a las personas que se encuentran en el espectro autista. A continuación, se enumeran algunas de las señales a las que debemos estar alertas para la posibilidad de detectar y, en su caso, derivar al niño con un experto en la materia:

Señales de alerta en niños de entre 12-24 meses:
Muestran una sensibilidad extrema a ciertos tipos de estimulación sensorial (luces, sonidos, texturas, etc.)
Se muestran poco entusiastas por explorar nuevas cosas, llegando incluso a ser hipersensibles a cualquier cambio en su rutina habitual.
Parecen obsesionarse con un solo objeto, aunque lleven mucho tiempo con él.
Muestran estereotipias (movimientos repetitivos como mariposeo de las manos, mover la cabeza de un lado a otro, saltar repetitivamente sin razón aparente, entre otros).
Jueguen con sus juguetes de una forma extraña (falta de juego simbólico, por ejemplo, jugar con un teléfono de juguete sin realizar ninguna acción que simule una llamada telefónica).
Presentan estallidos conductuales (como berrinches muy intensos) sin razón aparente.

Los niños de 12 a 24 meses con riesgo de tener un TEA regularmente NO muestran las siguientes características:
Iniciativa para establecer cualquier tipo de comunicación verbal.
Sonreír como respuesta a la sonrisa de alguien más.
Establecer contacto visual.
Buscar el juego compartido
Respondan cuando se dice su nombre.
Miren cuando intentas dirigir su atención hacia otros.
Les guste que les abracen o les mimen.
Muestren interés en otros niños.
Tengan una gran variedad de expresiones faciales.

Es importante recalcar que todo lo mencionado son solo SEÑALES DE ALERTA y no criterios diagnósticos específicos, es decir, si detectamos más de 5 de los puntos abordados, lo mejor que podemos hacer es consultar a un especialista en la materia (Neurólogo). También es indispensable comenzar a prestar atención a estos puntos lo más pronto posible (entre los 12-18 meses de edad), ya que de esa manera podemos intervenir y estimular desde edades tempranas, lo cual permite que, con un tratamiento adecuado, el niño pueda lograr adquirir la mayor cantidad de habilidades sociales, comunicativas, personales y sobre todo que le permitan ser tan independientes como sea posible.