Más allá de un diagnóstico, ¿cómo acompaño a una niña o niño con características de TDAH?

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad ha sido uno de los trastornos más diagnosticados para la primera infancia en los últimos años. 

Ha sido foco de atención de docentes, pediatras, psicólogos, neurólogos y otros profesionales de la salud y educación que han tenido que educarse y aprender cuál será la vía más adecuada para acompañar a las y los niños con estas características.

Actualmente, aún existe un debate teórico entre los pros y contras de los diagnósticos, y cómo pueden guiar o etiquetar erróneamente a las y los niños en función de un conjunto de comportamientos. 

Sin embargo, este boletín no tiene intención de profundizar en ello o tomar partida, sino esclarecer cuáles son las principales características del trastorno y, de ser necesario, proporcionar recomendaciones generales para acompañar a las y los niños de una manera más asertiva.  

Características importantes:

  • Con frecuencia omite prestar atención a detalles (en tareas o juegos).
  • Dificultad para seguir instrucciones (en escuela y casa). 
  • Dificultad para permanecer en una tarea específica, es decir, difícilmente culmina lo que inicia (tarea, dibujo, manualidad, juego, etc.).
  • Olvida actividades cotidianas (aunque parezcan rutinarias).
  • Parece no escuchar, incluso si se le está hablando directamente.

Estas inatenciones pueden, o no, estar acompañadas de:

  • Golpeteos constantes, con manos y pies, sin importar espacio o lugar.
  • Dificultad de permanecer sentado/parado por un tiempo determinado.
  • Constantemente interrumpe conversaciones o actividades (completa frases de otros o cambia constantemente de tema).
  • Dificultad para esperar turno (en clase o en la fila del súper).
  • Poca tolerancia a la frustración.

Nota: Es importante mencionar que este listado son solo características generales y para conocer más sobre un diagnóstico o caso específico, siempre es recomendable acudir con un especialista de la salud. 

Si has detectado que tu hija o hijo tiene alguna de las dificultades antes mencionadas, se sugiere:

  • Dar instrucciones cortas y específicas (evita los sermones o explicaciones complejas).
  • Hacer contacto visual cuando converses con él o ella.
  • Alentar constantemente a concluir sus actividades, bríndale confianza para hacerlo a través de frases como: “Sé qué eres capaz de terminar tu dibujo” o “¡Te he visto antes concluir el juego, creo que puedes hacerlo!”.
  • Establecer rutinas que marquen la pauta de su día a día y el tiempo para las actividades, así será más sencillo recordar qué actividad sigue después de comer o descansar.
  • Hacer deporte o ejercicio físico que le ayude a canalizar su energía y movimiento. Además, es una disciplina siempre enseña reglas y valores.

Recordemos que las y los niños están en constante crecimiento, aprendizaje y ganas de explorar el mundo. Una de las formas que tienen para hacerlo es a través del movimiento,  por lo que es esperado que quieran subir, bajar, trepar, correr, etc. 

Con el tiempo, aprenderán las normas de convivencia social como esperar su turno, respeto de espacios, normas y reglas. Como cuidador, es importante acompañarlo con paciencia y amor en su proceso de desarrollo.