Nuestros peores enemigos
Los peores enemigos son lo que edificamos dentro de nosotros mismos. A veces nos construimos cárceles utilizando como rejas invisibles el exceso de quejas, el autocastigo, la desesperación. Por su parte, muchos consideran que su cárcel es un jefe insensato, una carrera competitiva, las dolencias físicas, las crisis económicas, las tempestades emocionales. Pero nuestras cárceles reales se alojan en la mente. Si somos libres por dentro nada nos aprisionará por fuera. Muchos necesitan encender una fogata interior en su invierno emocional.
Cada dolor te hace más fuerte, cada traición más inteligente, cada desilusión más hábil y cada experiencia más sabio. Ningún pesar es inútil cuando sabes aprender de él.
La única relación verdaderamente tóxica es la que tenemos con nosotros mismos, todas las demás son consecuencia de esa relación. Si estás mal contigo estarás mal con los otros. En una persona vacía no cabe nadie. Debemos aprender que no es nuestra responsabilidad resolver la incongruencia con la que “aman” algunas personas.
A quien eliges amar, dice mucho del amor que te tienes a ti mismo.