Soy zurda
El 13 de agosto de cada año se celebra el Día Internacional de la Zurdera con el objetivo de dar a conocer las dificultades con las que se enfrentan las personas zurdas en un mundo predominantemente diestro. La pregunta que muchas veces surge ante dicha celebración es, ¿Por qué se necesita un día para zurdos? La respuesta no es sencilla y la daré con base en mi propia experiencia como persona zurda.
Durante los primeros años de mi infancia, mi mamá y mi papá se dieron cuenta que hacía todo con mayor facilidad con la mano izquierda. Para ellos era un poco gracioso verme utilizar esta mano para todo y a menudo escuchaba comentarios como “la niña será zurda”, “hace todo con la otra mano”, “será muy inteligente por ser zurda”. Estos comentarios eran agradables y me sentía bien de saber que escribiría con esta mano. Sin embargo, no recuerdo con exactitud la primera vez que escuché lo contrario de otras personas: “pobrecita la niña, es zurda”, “amárrenle la mano para que use la otra”, “no la dejen que use esa mano”. Yo, al ser tan pequeña, no alcanzaba a comprender por qué las personas me decían eso, pero se sentía feo.
Ya un poco más grande y con la lateralidad bien desarrollada y predominante del lado izquierdo, vi un programa de televisión de casos reales en donde a una niña zurda, su abuelita le amarraba la mano para que no la usara o le pegaba cada vez que la usaba. Me dio tristeza y le pregunté a mi mamá por qué. Ella, con mucha paciencia, me explicó que había muchos mitos respecto a las personas zurdas, como por ejemplo que “los zurdos viven menos que los diestros”, “los zurdos son más creativos”, “ser zurdo es un castigo divino”, “los zurdos se enferman más”, etc. Y que antes se consideraba que era “malo” pero que yo podía utilizar mi mano sin ningún problema y con mucho orgullo. Esas palabras me ayudaron a sentirme mejor, comprender que no tiene nada de malo y que podía usarla con confianza frente a cualquier persona .
Además, con el paso del tiempo me enfrenté a otras situaciones que no esperaba, por ejemplo, no podía utilizar las tijeras con facilidad y tuve que aprender a utilizarlas con la otra mano, tenía que esforzarme para escribir en una butaca de mi escuela y cuando por fin encontré una butaca “zurda” tenía que buscarla por toda la escuela para llevarla a mi salón, tenía dificultades para comer a un lado de una persona derecha, tenía que voltear mi cuaderno para escribir mejor, no podía utilizar un pelapapas si no tenía doble filo, entre otras situaciones que entorpecían un poco mis actividades. Sin embargo, me he ido adaptando y ME SIENTO ORGULLOSA DE SER ZURDA.
Sin duda, gracias a la sensibilización de la población y a las adecuaciones que se han realizado, ha disminuido la discriminación y el acoso para las personas zurdas. Además, se han creado herramientas como tijeras, cuchillos, plumas, lápices, etc. que facilitan su uso y, por consecuencia, mejoran la calidad de vida de las personas zurdas. Nuestro compromiso como sociedad es evitar caer en juicios, discriminación y actos de acoso hacia esta población, recordar no fomentar mitos sobre todo con niñas y niños y seguir comprendiendo que vivimos en una sociedad diversa y todas y todos somos valiosos.