Una forma más humana de ayudar

En ocasiones la forma más humana de ayudar es “no ayudando”. ¿Cómo es esto posible?

A menudo encontramos a personas que más que consejos, quieren que las tomes de las manos, las lleves a donde tú quieras, resuelvas sus problemas, calmes su ansiedad y les des de comer en la boca. Y si consideran que tu ayuda no les solucionó nada, te culparán de ser un mal líder y buscarán a otro para que haga ese trabajo.

Por ello, una forma más humana de ayudar y dar servicio debe ser aquella que pueda despertar el talento de los otros e inspirarlos para que puedan realizarse. Por el contrario, si nuestra ayuda provoca que los demás se acuesten, se relajen y se confíen, entonces nuestro servicio estará mal enfocado. Y en vez de que sea productivo terminará por dañar a quienes nos rodean.

Ayudar no debe ser equivalente a estorbar. Y si nuestra ayuda estorba el crecimiento de otros, entonces no es ayuda, sino un servicio imprudente. Nuestro amor hacia los demás debe despertar el deseo de verles crecer y despertar en ellos tanto la libertad como la responsabilidad.