Cuando lloras por alguien que solo te hace sufrir, tu comportamiento no habla del gran corazón que tienes sino del poco valor que te das a ti mismo (a).
“Que no te haga falta, lo que no te hace bien”. El problema es que muchos sufren una codependencia afectiva y cuando el “depredador” sale por unos instantes, se sienten vacíos en su jaula emocional, en lugar de sentir el alivio de la libertad. Y ahí radica el mayor indicador, que el problema son ellos. Es su falta de amor propio.
Ignoramos que la autoestima es como un imán, y que de acuerdo a la fuerza que tenga atrae a las personas que la ameritan. Cuando tienes contigo a personas que solo te hacen daño, el problema eres tú, puesto que has elegido a un grupo basado inconscientemente en tu propio valor. “No te quejes de las personas que te rodean, sino del corazón que las acepta”. Algunos vendieron su autoestima por un plato de resignación.
Psic. Luis Benjamin Torres Reyes
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