El alma de un niño(a) tiene como misión enseñarnos a los adultos a que no hay diferencias de color, raza, sexo, nivel socioeconómico, ni discapacidad; nos enseña a disfrutar las pequeñas cosas de la vida como jugar con una hoja de papel, reír y sorprenderse por algo inesperado.
Crecimos y nos olvidamos de esa parte auténtica para entrar al mundo adulto, donde hay censura de emociones, acciones y palabras para encajar, muchas veces en apariencias, dejando de lado nuestra alma de niño(a).
Es importante conectar con esa parte oculta en lo profundo de nuestro corazón, para recordar la sencillez, humildad, amistad, honradez, alegría, curiosidad, sorpresa, los deseos de aprender, entre otros.
Alimentemos positivamente el alma de los niños y niñas con los que convivimos diariamente y así rescatar a nuestro niño(a) interior, tomando plena conciencia de que está dentro de nosotros, esperando ser aceptado y amado.
Frase para practicar:
“Rescato quien soy, me conecto con mi niño(a) interior dando sentido a mi vida”.
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