En el desarrollo infantil, el apego hace referencia al vínculo afectivo que se forma entre la madre y su hijo en los primeros años de vida. Es una relación emocional muy fuerte que proporciona al niño sentimientos de seguridad, consuelo, agrado y placer; mientras que en la mamá produce protección, ternura y amor incondicional.
Durante los primeros años de vida se desarrolla el cerebro del niño y se determina en gran medida el funcionamiento motor, sensorial y socio-emocional de la persona en el futuro; por eso son importantes las experiencias afectivas recibidas durante los primeros años de vida.
Cuando es constante el cuidado y la atención que se le dan al bebé, de acuerdo con las señales y necesidades afectivas o físicas que demuestre; el apego se desarrollará más sobre la confianza y la seguridad. Esto traerá como resultado un mejor comportamiento social, una mayor capacidad para controlar sus emociones y dominar las situaciones de estrés.
Es aquí donde la estimulación temprana desempeña un papel muy importante para su desarrollo, ya que todas las acciones que realicemos desde este periodo, ayudan a proporcionar al niño las experiencias que necesita para desarrollar al máximo sus potencialidades.
Algunas actividades que ayudan a desarrollar el vínculo afectivo entre madre y bebé son:
- Colecho: esta práctica consiste en que los niños duerman con sus padres, ofrece múltiples beneficios tanto para la madre como para el bebé.
- Método mamá canguro: se fundamenta en el contacto piel a piel entre la madre y el bebé, además de los cuidados de alimentación, estimulación y protección que ella provee.
- Lactancia materna: favorece al apego en los bebés al ser una actividad diaria, además de los muchos otros beneficios que trae consigo.
- Masaje: realizarlo en todo el cuerpo es una gran opción, de preferencia acompañado de música clásica.
- Ejercicios: pueden hacerse con los brazos y piernas mientras se platica con el bebé, dedicando ese tiempo solamente para él.
La importancia del apego en la crianza nos muestra que tenemos que entregar todo el cariño, afectividad y contacto físico que podamos a los niños. Es de este modo como ellos aprenderán a enfrentar el mundo de forma adecuado.
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