El deseo de ayudar a los demás podemos entenderlo como la búsqueda de contribuir en el desarrollo del otro. Puede dar más sentido a la vida, generar un estado de bienestar y sobre todo, a crear una sociedad más resiliente, positiva y con lazos afectivos duraderos.
Además, fortalecemos cualidades, emociones y valores como la amabilidad, generosidad, empatía, gratitud, compasión, entre otras. Ahora bien, para ayudar a otros puedes buscar asociaciones sin fines de lucro como las IAP o las AC, puedes acercarte a hospitales, refugios o casas hogares. Conectar con la causa es muy importante, porque diriges tus propias habilidades y valores con una situación en la que te sientes cómodo y congruente.
Para que puedas elegir dónde o a quién ayudar, puedes realizarte las siguientes preguntas para darle todavía más sentido o propósito a la causa que quieres apoyar:
- ¿Con qué sector o población sientes más afinidad por ayudar?
- ¿Qué parte de tu historia de vida conecta con esta causa?
- ¿Qué valores comparten?
- ¿Con qué herramientas o acciones puedes contribuir?
Una vez que encuentres una afinidad con una institución o población, puedes darle más sentido a este propósito haciéndote las siguientes preguntas:
- ¿Cómo se siente tu cuerpo cuando ayudas?
- ¿Qué emociones se presentan?
- ¿Cómo contribuyes en el desarrollo de las otras personas?
- Eso ¿cómo te hace sentir?
- Ayudar ¿cómo contribuye a tu propio desarrollo?
De esta manera sabes hacia donde vas y qué más quieres lograr, te da la oportunidad de ponerte nuevas metas o incluso saber que otras áreas puedes mejorar para seguir contribuyendo.
Existen muchas maneras de ayudar, desde lo profesional como de lo personal. Puedes comenzar contigo mismo desde el autocuidado, con un amigo cercano, posteriormente con una institución. Ayudar tiene muchas formas, el reto es encontrar con la que sientes que tienes un propósito.
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