Seguramente has escuchado expresiones como “Mi hijo no gateó y no pasó nada” u otras crecencias como que al gatear el bebé se vuelve perezoso, pero alguna vez te has preguntado si ¿es realmente necesario que tu bebé gatee?
Cuando un bebé nace pasa por diversas fases en su desarrollo, comenzando desde estar acostado en posición fetal hasta llegar a ponerse en dos pies, listo para realizar la marcha y el gateo forma parte de estas etapas del desarrollo.
El gateo es un proceso que constituye un gran avance para el bebé, tanto a nivel neurológico como motriz. Este prepara al niño para los aprendizajes posteriores y de igual manera le permite tener mayor autonomía, debido a que podrá desplazarse con toda libertad por donde desee.
Algunos beneficios que trae el gateo son:
- Conecta los hemisferios cerebrales y crea rutas de información, entre ellos, permiten la maduración de diferentes funciones cognitivas.
- Desarrolla el patrón cruzado, la función neurológica que permite el desplazamiento corporal en equilibrio del cuerpo humano. Este se realiza moviendo el brazo con la pierna contraria. Al gatear se tonifican adecuadamente los músculos que permiten en un futuro que el bebe se ponga de pie.
- Desarrolla el sistema vestibular y el sistema propioceptivo. Ambos sistemas trabajan en equipo para permitir saber cómo y dónde están las diferentes partes del cuerpo.
- Desarrollo de la convergencia visual. Al mirar el suelo para colocar la mano, el niño enfoca los dos ojos en un mismo punto a corta distancia.
- Ayuda a establecer la futura lateralización del cerebro, es decir, cuando uno de los hemisferios se convierte en dominante.
- Ayuda a poder escribir en el futuro, esto gracias al desarrollo de la coordinación ojo-mano. Cuando el niño gatea se establece entre ambos una distancia similar a la que habrá entre el ojo y la mano a la hora de escribir.
Como ves, además de ser algo natural en los pequeños, el gateo tiene grandes beneficios.
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